Liliana se levantó el sábado muy temprano, alrededor de las 5, y le llamó la atención un mensaje de texto de su hija Johana, que había llegado en horas de la madrugada al celular de su marido y decía: “Mami, ¿estás durmiendo?” A la mujer le resultó raro, ya que su hija solía llamarla directamente a su teléfono y se preocupó aún más cuando después no pudo contactar a su hija.

Joahana Torelli fue uno de los homicidios de mujeres más fuertes en nuestra ciudad, su familia sigue con el dolor latente. A 6 años de su cruel muerte la siguen recordando, en el monolito.

Fue una de las muertes inútiles en la que seguramente se podría  haber evitado.

En Argentina nos acostumbramos en estos últimos años a repetir una cifra más que trágica que, tras ser escuchada de manera constante, no pierde su efecto desolador: una mujer muere cada 30 horas. Sin embargo, en el 2017 el escenario parece ser todavía peor, ya que el Instituto de Políticas de Género Wanda Taddei contabilizó un femicidio cada 18 horas, con un total de 57 casos de mujeres asesinadas en apenas este mes y medio. En la misma dirección, a principios de año, esta organización informó que en 100 días se cometieron 133 femicidios.

 

 

 

 

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